Viernes, 25 Febrero 2022 08:40

Más de un centenar de escolares cordobeses descubren cómo se hace ciencia en la Antártida

Escrito por UCC+i
Los escolares participantes en la actividad, en la fachada del Rectorado. Los escolares participantes en la actividad, en la fachada del Rectorado.

Gracias a una videoconferencia entre la Universidad de Córdoba y la base española Gabriel de Castilla, ubicada en la isla Decepción de la Antártida, más de un centenar de escolares cordobeses han podido descubrir cómo trabaja el equipo científico y militar trasladado al continente más inhóspito de la tierra


El día amanecía nublado en la base española Gabriel de Castilla, ubicada en la isla volcánica Decepción de la Antártida, a 13.000 kilómetros de España. El coronel y jefe de la campaña, Víctor Mariño, y el investigador Anselmo Fernández García han hecho un hueco en su agenda para conectar con el Rectorado de la Universidad de Córdoba donde, a media mañana, más de un centenar de escolares de los centros cordobeses Blas Infante, Fuensanta, Séneca y Averroes han podido descubrir cómo trabajan los 13 militares y los más de treinta investigadores e investigadoras que se encuentran allí desarrollando diferentes proyectos científicos. El acto ha contado con la presencia del vicerrector de Investigación y Desarrollo Territorial de la UCO, Enrique Quesada, el subdelegado de Defensa en Córdoba, Iñigo Laquidáin Hergueta, el Coronel Jefe del Regimiento Acorazado Córdoba nº. 10, José María Martínez González, y la delegada territorial de Educación y Deporte de la Junta de Andalucía, Inmaculada Troncoso García.


A través de diferentes vídeos y presentaciones, Mariño y Fernández García han ido explicando al alumnado dónde se encuentran. “La Antártida es una tierra de ciencia” ha afirmado Fernández García. En la isla Decepción está la base Gabriel de Castilla. Ubicada a 1.000 kilómetros de la ciudad habitada más cercana, la base está en una isla con forma de herradura que es, en realidad, un volcán activo. De hecho, en los años 70 tuvo su última erupción y afectó a algunas de las bases allí trasladadas. Como consecuencia de la actividad volcánica, la tierra presenta capas de color blanco, negro, e, incluso, rojo, y hay constantes fumarolas por la isla.


Los animales, como han explicado los ponentes, han sabido vivir en las difíciles condiciones climáticas de la isla (donde se llega a alcanzar los 90 grados bajo cero, hay mucho viento y pocas precipitaciones). De hecho, es común encontrarse colonias de pingüino barbijo de 50.000 y 80.000 parejas según la zona de la isla. A ellos se suman los leones marinos, las focas o el petrel gigante, entre otros. Como ha señalado el coronel Mariño, las personas trasladas a la zona intentan no interactuar con los animales en las diferentes actividades que realizan para no molestarles. “Es su casa. Nosotros somos los ajenos”, ha afirmado. Aún así, los animales son curiosos, no están acostumbrados a la presencia humana y no es extraño ver algún pingüino dándose un paseo por la zona de la base.


El investigador Fernández García ha destacado también los diferentes proyectos de investigación que se realizan en la zona. Debido a las condiciones climáticas de la isla, los equipos solo pueden trabajar durante el periodo austral, esto es, de diciembre a marzo. Es entonces cuando se concentra toda la actividad científica que se realiza en diferentes ramas como la geología, la biología, la astrología, la meteorología, la actividad sísmica, la vida de los pingüinos... Incluso hay un proyecto de divulgación científica: Brutal.


Por último, el coronel Mariño ha explicado que la labor de los militares desplazados en la zona es la de proporcionar al personal científico los apoyos necesarios para que desarrollen su labor de investigación en la isla ya que “la razón de ser de la Antártida es la investigación científica”. Para ello el equipo militar está formado por oficiales médico y veterinario, encargado de logística, personal de cocina y de mantenimiento y un encargado de navegación y montaña

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Las preguntas del alumnado


Los asistentes han tenido la oportunidad de trasladar sus inquietudes a los ponentes. Las preguntas han sido de lo más variada: desde a qué dedican el tiempo libre que tienen, si habían vivido alguna situación de emergencia, si necesitan preparación física o cómo se alimentan y cómo suplen la falta de nutrientes que puedan tener, entre otras.


El jefe de la campaña, Víctor Mariño, y el investigador, Anselmo Fernández García, han explicado las diferentes cuestiones. Con respecto al tiempo libre han afirmado que no tienen mucho ya que trabajan de 8 de la mañana a 8 de la noche y que su tiempo de actividad (de diciembre a marzo) es limitado. A partir de las 20.00 pueden descansar, pero suelen comunicarse con su familia, preparar la cena o realizar convivencia con el resto de los habitantes de la base. En caso de tener algún tiempo libre, aprovechan para hacer “excursiones” que en realidad están encaminadas a conocer mejor la isla.


La principal emergencia que podrían experimentar, más allá de la dificultad del clima, proviene de la actividad volcánica. Además, es recomendable tener una buena salud para ir a la Antártida. No realizan ningún entrenamiento previo, pero sí un examen médico de cara a conocer que no se padezca alguna enfermedad que pueda agravarse en la Antártida.


Su alimentación se basa en alimentos congelados, pero gracias a los buques que cada quince o veinte días visitan Argentina o Chile pueden comer los nutrientes que les faltan, fundamentalmente frutas y verduras.

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